Nota de lectura de "El cuento de navidad de Auggie Wren"

En “El cuento de navidad de Auggie Wren", el narrador se esmera en un principio en contarnos un resumen de por qué y cómo llegó a transcribir la historia de su amigo, para luego empezar a contarnos acerca de él. Con gran detalle, nos habla de la particular manera en la que lo conoce, y revela que este le hizo pensar en cosas que nunca se le habían ocurrido anteriormente. Es un cuento donde los personajes realizan (al menos Paul) razonamientos continuos, cuestionando a aquel al que tienen enfrente, aunque el narrador conoce los motivos por los cuales Auggie actúa como tal. Luego de contarnos acerca de su amigo, Paul explica la problemática de la historia (un cuento de navidad que no puede inventar), a lo que luego de cruzarse con Auggie y contarle al respecto este se ofrece a darle uno, basado en una anécdota de su pasado.

Luego de este punto, todo se cierne en el desarrollo de la anécdota, que culmina con una posible muerte, un hurto (que Paul intenta justificar para que su amigo no se sintiera mal) y un objeto con el que se registra día tras día el mismo escenario, pero con distintas variables, como evidenciando que todo cambia, y que lo único que no se modifica es esa constante de evolución a través de los días. Un nuevo edificio, personas distintas a las habituales, todo eso puede profundizar dentro de esas fotos. Las estructuras narrativas no resultan muy extrañas; más bien parecen muy convencionales. Muy simples y accesibles a varios públicos.

El texto en sí parecería poner a los dos personajes como en lugares opuestos: Auggie aparece como una persona ya conocedora de las vueltas que da la vida, y que vivió múltiples situaciones en sus muchos años que le dan una significativa experiencia. Paul, por su parte, parece inexperto, inseguro y con algunos desperfectos a la hora de pensar resolutivamente hablando, incluso dentro de su propia profesión. Ya de por sí al hablarnos de la fecha de la anécdota (“el setenta y dos”) nos damos cuenta de la posible edad del empleado del estanco, mientras que el narrador no demuestra tener edad muy avanzada.

Paul en un principio no está seguro de que decir (al ver que todas las fotografías de Auggie son casi exactamente iguales), para luego ni siquiera necesitar de la expresión verbal para comprender a quien está sentado junto a él en el restaurante (sabe que, sea o no cierta la historia, nunca lo va a saber, y tampoco se vuelve loco por eso, porque no es lo importante; si cualquier historia la cree alguien, ya es en sí verdadera. El narrador empieza el relato contándonos que se encontró con alguien o algo de casualidad, y sin esperar mayores expectativas, para luego darse cuenta de que su propia (relativa) fama le daría credibilidad frente a ello. Podría decirse que a partir de esta historia Paul no solo consigue su cuento de navidad, sino que también obtiene un entendimiento mayor o menor de como funciona la mente de su amigo, al punto de afirmarlo sobre el final.

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