Hemingway: Los asesinos - Análisis
En “Los asesinos”, Hemingway compone un relato a base de diálogos
constantes; los cuales predominan la escena. No existe una descripción
abundante del narrador respecto de los hechos, excepto en momentos aislados,
como cuando Nick y Sam se van a la cocina, o más tarde al ir Adams a advertir a
Andreson de que lo querían asesinar. Los diálogos en sí parecen formarse a
partir de una conversación en la que se acentúa la redundancia, la cual más
allá de ser muy notoria no le quita la fluidez a la escena. Los asesinos
juguetean constantemente con los personajes a través del vocabulario, sobre
todo con George, empleando términos como “chico vivo” para intentar, quizás
intimidarlo, pero sin mayor éxito. George, por su parte, no se muestra en
absoluto intranquilo hasta oír que planean matar al sueco, a lo que empieza a
preguntar una y otra vez la misma cosa, incluyéndose dentro del juego de la
redundancia que Max y Al arman.
Nunca hay momentos de extrema violencia, cosa que saca un poco de escena
al título del cuento; parece más como una conversación amistosa entre un grupo
de amigos, y agrega un componente de cierto racismo al mencionar a Sam, no por
su nombre sino como “El negro”. La historia parece formarse a partir de
constantes intentos errados de conseguir algo (asesinar a Andresen, las
negativas al pedir la comida, la ida a ver al sueco y ver que no puede ni
quiere que hagan nada por él), por lo que denota cierto pesimismo durante toda
la lectura. En resumen, se podría decir que el relato se construye a partir de
las ideas profundamente superficiales que aparecen en los diálogos de los
personajes, con breves explicaciones del narrador. Todo esto en un clima con
algo de negatividad y bajo un permanente uso de un vocabulario informal, que se
utiliza en exceso y genera redundancia en todos sus puntos.
En cuanto a lo que nos podría decir el texto sin necesariamente
contárnoslo, vemos a un hombre rendido en su cama, esperando a que suceda
aquello que para todos los personajes es evitable, pero no para ese hombre. Es
como si estuviera aguardando a que la muerte se lo llevara; lo liquidara,
porque ya le llegó su hora. Parecería como si los dos asesinos fueran, en algún
punto, la propia muerte que busca a Andreson. Esta parca, dividida en dos,
presenta personalidades diferentes. Mientras que Al intenta ser más serio y
distante, Max es charlatán y busca la confrontación, al menos verbal. Estos ven
que George no se asusta frente a su accionar, por lo que lo prueban: le dicen
que van a hacer y que debe él hacer para que no lo maten, lo cual ejecuta a la
perfección. Luego de esto, se van y le dicen que “tuvo suerte”. Tanto Nick como
Sam no tienen oportunidad de participar, pero luego de ver al sueco el primero
le dice a George que se va del pueblo, como esperando que a él también lo vayan
a buscar. El cocinero, por su parte, ni siquiera escucha (o no quiere escuchar)
algo de lo que dicen, y se va de escena. El texto podría interpretarse como un
encuentro súbito con la muerte, a la cual uno de los personajes la evade y
descubre que otro va a morir. Al avisarle de esto, se encuentran con que esa
persona ya sabe que vienen por él, y ya está harta de correr; simplemente
acepta su destino. Hemingway construye un escrito sobre cómo la muerte es un
hecho superficial, repentino, y que les llega a todos, y solo se puede aceptar
que en determinado momento va a ocurrir.
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