Autoevaluación de la cursada - Taller de expresión I
Dentro de lo que puede describir como una cursada muy convulsionada, llena de distintos problemas y cuestiones poco comunes, fue muy productiva, aunque quizás en mi caso no se note tanto (hay varias consignas que no están en mi blog, ya sea porque no tuve tiempo de hacerlas, o de finalizarlas, o bien porque dentro de aquellas que no tuve tiempo de hacer había algunas que tampoco me entusiasmaban mucho. Sobre todo, me dedique a tener lo esencial para la cursada, y algo más dentro de mis posibilidades). Fue una cursada que comencé casi dos meses más tarde, debido a que no tuve manera de enterarme si la cátedra y la comisión estaban impartiendo clases de forma virtual. Sin embargo, me resultó particularmente agradable la manera en la que se dispensaron las mismas, y la mayoría de las consignas eran interesantes.
Quizás algo
que tendría que criticarme a mí mismo sería el no haber hecho todas (o casi todas)
las consignas propuestas. Más allá del criterio evaluativo que estas tengan,
soy una persona muy perfeccionista e incluso hasta obsesiva con esas
cuestiones, y no puedo no resaltar algo de descontento. Al mismo tiempo, creo
que la gran mayoría de lo que hice fue hecho bajo real inspiración, y el tiempo
generalmente no condicionó eso. Así que me resulta satisfactoria la forma en la
que desarrolle los distintos trabajos. Algo que sí me apena, ya sea por la
tardía llegada de mi resolución de las consignas (ya que vine con ese atraso por
empezar más tarde la cursada que nunca pude terminar de revertir, otra cosa que
me reprocho), o por cierta timidez a la hora de hablar en clase fue no haber
podido leer o compartir nada de lo que hice en los encuentros. No es algo que
me resulte indispensable, pero tal vez hubiese sido divertido.
En general,
no hay mayores problemas con respecto al desarrollo de este año.
Me sentí más cómodo que en otras materias (sobre todo porque nuestro profesor,
lejos de presionarnos para hacer las cosas, tomaba otro camino, el cual quizás
hacia que uno hiciera menos cantidad pero tuviera más en cuenta la calidad de
lo que escribía, algo con lo que estoy de acuerdo y pocos profesores valoran, probablemente
por las exigencias de lo evaluativo y académico), y las propias clases muchas
veces servían de inspiración para automáticamente realizar la consigna pedida
para la siguiente semana. Por lo cual, más allá de sentirse poco acostumbrado a
la desorganización productiva que genera una linealidad en lo producido y con
tiempos pautados, fue un cambio de aires que valoro muchísimo, y el cual creo
que marcó un antes y un después no solo en mi perspectiva para escribir, sino
además en el abordaje de lecturas específicas que pudieran o no ser de mi interés,
para proyectar todo eso en una escritura con criterio.
Quizás toda
esta porquería anterior parezca muy articulada y formal, pero en criollo
significa que las clases fueron buenas y que la pasé bien durante la cursada.
Es solo mi forma de escribir, irónicamente porque no soporto a la gente que
habla con tanta propiedad y cita frases de otros como si fuera intelectual. Me parece
de lo más estúpido. Pero supongo que algo mínimamente hay que adquirir para
escribir medianamente bien, así que ese es mi intento de hacerlo, ya sea
logrado o un total fracaso; no tengo idea.
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